
Casi que no soy capaz de aprender a decirlo bien: Ho’oponopono. Es que es como medio difícil ese verraco nombre. Honoponopo, hopononopo, hoponopo, ya parecía Papá Noel: hohohoohoh… ¡¡Pero al final lo logré parceros!!!
Para los que no saben qué es el Ho’oponopono y de qué se trata, aquí les voy a contar. Y los que ya las conocen, en los comentarios me pueden compartir su experiencia y opiniones.
El Ho’oponoponoo es una antigua tradición hawaiana basada en el perdón y la reconciliación con la que los nativos de la isla solucionaban los problemas interpersonales y que hoy, muchos años y kilómetros después, se ha extendido por el mundo como una técnica de sanación.
Y es que parceros, lo hawaianos (qué isla más hermosa hermanos, es un verdadero paraíso terrenal) creían que las enfermedades se manifestaban en los seres humanos por quebrantar las leyes espirituales y que solo podían curarse al tener el perdón de los dioses o de la persona a la que se hubiera ofendido.
Ho’oponopono: un ritual del perdón
Parceros es tan bonito todo esto del Ho’oponopono que, más allá de saber si funciona o no, tiene una filosofía tan bella y una profundidad tan grande que es muy posible que sí tenga un verdadero poder sanador.
Esta técnica habla del perdón y el perdón implica tantas cosas: sanar el dolor que le causé a otro, reparar el daño hecho y perdonarnos a nosotros mismos por haberlo causado o por lo errores que hemos cometido.
La verraca culpa a veces nos carcome y nos hace mucho daño. Terminamos siendo nosotros nuestros peores jueces… Y todo eso parceros, esa rabia, ese autorrechazo, esas culpas se terminan manifestando en el cuerpo.
Nosotros somos energía y cuando vibramos bajito afectamos nuestro flujo y es allí cuando nos desequilibramos y el balance necesario se pierde y aparece la enfermedad.

Yo creo totalmente en eso, en que las enfermedades son la manifestación de dolores no sanados, de rabias no expresadas, de rencor acumulado… Pero bueno, me estoy desviando del tema. Mejor en otra entrada del blog hablamos de eso.
Esta es la historia del Ho’oponopono
De acuerdo con la hawaiana Mary Kawena Pukui, una erudita que nació en 1895 y que escribió un libro en el que hablaba del Ho’oponopono, los parientes se reunían periódicamente para poner en orden las relaciones familiares disfuncionales. ¡Hijuepucha!! Se imaginan eso parceros, no sé cómo sería una sesión de esas con mi familia, jejjee.
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Esto lo hacían de manera constante para evitar que surgiera una enfermedad, y si la enfermedad ya estaba presente, se reunía la familia completa para hacer el proceso que era dirigido por el miembro más antiguo del clan y que buscaba llegar a las causas y al origen del problema para darles solución, soltarlos y alcanzar el perdón.
Así era el ritual original del Ho’oponopono
El proceso comienza con unas oraciones, se declara el problema y se discute la situación, el daño que se causó y todo el verraco conflicto que se generó. Lo que busca el ritual del Ho’oponopono es que los miembros de la familia resuelvan los problemas para que no que se aferren a los errores cometidos.
Hay un momento para que todos, en silencio y de forma personal, puedan reflexionar sobre las emociones que experimentan frente a la situación y a los daños causados. Los sentimientos de toooodoooos los familiares que están presentes son tenidos en cuenta.

Los directamente involucrados se confiesan, manifiestan su arrepentimiento y se perdonan. De esta forma la familia completa, no solo los directamente implicados sino todos, liberan («kala») al otro, lo sueltan, y se desprenden del pasado (ʻoki).
Y al final, la ceremonia termina con una gran celebración. ¿No les parece muy bonito esto parceros? A mí me parece una belleza ome.
El Ho’oponopono de hoy es una mezcla de culturas, creencias y religiones
En 1976, una sacerdotisa sanadora o kahuna lapaʻau hawaiana llamada Morrnah Nalamaku Simeona, adaptó el Hoʻoponopono tradicional para que fuera conocido en otras partes del mundo, más allá de su tierra natal.
Esa adaptación es una mezcla de varias corrientes o teorías que influyeron en Simeona: su educación cristiana (católica y protestante), sus estudios filosóficos sobre India y Oriente, y Edgar Cayce, un metafísico estadounidense.
El resultado final es una oración acorde con las tradiciones hawaianas y cristianas, unida al concepto hinduista del karma.
El hombre que sanó un pabellón de enfermos mentales sin siquiera tocarlos
Así como suena parceros. Esta es una historia muy bonita que vivió y contó el doctor Ihaleakalá Hew Len que fue discípulo de Simeona.
Desde su práctica, conocimiento y experiencia, el doctor Len hizo aún más fácil y aplicable a estos tiempos y estas realidades, el Ho’oponopono.
Por ejemplo, a diferencia del ritual tradicional, el Ho’oponopono que hoy podemos practicar nosotros se puede hacer solo y, a pesar de no tener a toda la familia congregada, es efectivo para sanar toda nuestra línea y ancestros.

Y es que precisamente esa es la esencia de esta técnica: que al practicarlo nosotros ayudamos a borra y a sanar en nosotros y en nuestra familia y antepasados esas memorias de dolor que cargamos encima y que, de acuerdo con el Ho’oponopono, son, en su gran mayoría, heredadas.
“Sané en mí la parte que había creado la enfermedad en ellos”
Resulta que el doctor Len trabajó durante más de cuatro años con los pacientes del pabellón de enfermos mentales, considerados altamente peligrosos, del Hawaii State Hospital, el hospital estatal de la isla, y su experiencia demostró la eficacia del Ho’oponopono.
Esta gente era tan hijuepuchamente peligrosa que todo el que llegaba a trabajar en ese cargo al poco tiempo salía corriendo parceros porque el trabajo era de alto riesgo por los frecuentes casos de agresión al personal médico y administrativo. ¡Adiosiiitoooo, si te vi, ni me acuerdo ome!!!
Cómo sería de pesado el ambiente parceros, si uno no se aguanta la cara del jefe o la mala vibra de los compañeros de oficina, qué tal aguantarse a estas criaturas, ya se lo pueden imaginar ustedes.
El caso parceros fue que el doctor Len aceptó el cargo de psicólogo y asumió la tarea. Y, sin necesidad de reunirse o de tratar directamente a los pacientes, es más, el verraco nunca los vio, los curó.
Lo que hizo fue empezar a trabajar con sus expedientes: cogía la historia clínica de cada uno y ponía en práctica los principios del Ho’oponopono y la autosanación.
Y parceros, no se imaginan lo que pasó, bueno, sí se lo imaginan porque el título lo decía, jejejje. En fin, resulta que la situación de los pacientes fue mejorando, los índices de violencia bajaron y el ambiente laboral cambió totalmente.
Cuando le preguntaron qué cómo lo había lograron, él respondió: “sané en mí la parte que había creado la enfermedad en ellos”… wwwwwwooooooooo.
Danny, yo no entiendo es nada parcero, eso suena a magia
Nada de magia muchachos. El doctor Len afirmaba que todos somos totalmente responsables de aquello que está presente en nuestra vida, incluido, el dolor o la enfermedad de quienes, de una u otra forma, hacen parte de ella.

Los resultados fueron tan hijuepuchas e impresionantes que muchos pacientes mejoraron al punto de poder volver a sus casas, a otros les redujeron los medicamentos y, cuenta la historia, que con el tiempo el pabellón cerró por falta de pacientes.
Yo no sé si es magia o no, lo que sé es que todo esto que les cuento es verdad y que hay amigos míos que lo ponen en práctica y me dicen que sienten que sus vidas se transforman para bien.
Pongan pues cuidado: cuando le preguntaron al parcero que cómo lo había logrado si ni siquiera había mirado a los ojos a los pacientes, él respondió que cuando analizaba a cada una de las historias clínicas repetía “lo siento y te amo” una y otra vez.
La esencia del ho’oponopono es sanarnos a nosotros sanado nuestras memorias
En palabras de Simeona “somos la suma total de todas nuestras experiencias, lo que significa que estamos sobrecargados con nuestras experiencias del pasado. Cuando sentimos estrés o miedo en nuestras vidas, si miráramos con cuidado, nos daríamos cuenta que la causa está localizada en nuestra memoria”.
Quiere decir que nuestras emociones están ancladas a memorias, memorias nuestras y de nuestros antepasados, que nos afectan en el presente. Nuestra mente subconsciente asocia una acción, una situación, una experiencia actual con algo que nos sucedió en el pasado y cuando estas memorias se activan, revivimos el verraco dolor que nos han causado.

Recuerden parceros que la mente es poderosa. Cuando vemos una película sufrimos con el protagonista a pesar de saber que lo que está viviendo no es real. O la típica, si pensamos en un limón nuestra boca empieza a salivar y reaccionar como si lo estuviéramos saboreando.
Entonces, la forma en que nosotros reaccionamos a los problemas es porque traemos a nuestra mente recuerdos dolorosos del pasado.
Puede ser un sentimiento de culpa, de ira, un resentimiento, una tristeza profunda. Cualquier sentimiento albergado en nuestro interior que no hemos soltado y que, por el contrario, permanece y sale a flote ante algunos estímulos o situaciones.
Lo siento, perdón, gracias, te amo
La técnica del Ho’oponopono, como la conocemos en la actualidad, se basa en repetir estas palabras: lo siento, perdón, gracias, te amo.
Al decir lo siento reconocemos que somos responsables de esa memoria que nos causa daño; perdón es buscar esa reconciliación con uno mismo y con todos los involucrados por haber causado esa situación de dolor; gracias soltamos el dolor y tenemos la certeza de saber que el perdón ha sido otorgado y que todo sanará; y te amo es el amor hacia nosotros y los otros, que es lo que transmuta la energía bloqueada y permite que siga fluyendo.

Lo bonito de esta técnica parceros es que no hace falta saber el origen del problema, encontrar un culpable, señalar a alguien, revivir el dolor del pasado o pensar en algo específico. Tampoco necesitamos tener al frente a la persona a la que debemos pedirle perdón o a la que necesitamos perdonar porque la responsabilidad aquí no está en el otro sino en nosotros mismos.
Para el Ho’oponopono cada uno de nosotros es responsable de lo que vive y de cómo lo vive, y tiene en sus manos la posibilidad de sanar, no solo su cuerpo, su mente, su corazón sino la de todo su linaje.
Menchito, entonces qué debe hacer uno
Como les decía parceros, esta técnica no necesita nada del otro mundo, ni siquiera un estado de relajación o conciencia profundo. Hay personas que aseguran que no hace falta tampoco sentir lo que se dice (lo siento, perdón, gracias, te amo) y que basta con solo repetir y repetir las palabras.
Eso es lo único que deben hacer, así de fácil parceros, no hay ningún ritual especial o complicado. La idea es simplemente repetirlo en todo momento y en cualquier lugar, no necesariamente cuando tengamos una situación en particular.
“Jesús dijo ‘ama a tus enemigos’, y tu único enemigo es tu memoria reproduciendo lo que experimentas como ira, resentimiento, juicio” Dr. Ihaleakalá Hew Len.
Al hacerlo vamos limpiando esas memorias de dolor y se sanan viejas heridas que tal vez ni hemos identificado y que son la causa de tantos problemas.
Repetir esas palabras es una especie de puerta que se abre o de autorización que le damos a la divinidad (sea cual sea) para resolver nuestros problemas. Al hacerlo nos entregamos a ella.
También existen meditaciones y oraciones que pueden ayudarles a profundizar en el proceso y que sirven para comprender un poco más todo lo que encierra esta milenaria técnica de sanación.

Oración del Ho’oponopono
Esta es la oración original de Simeona. Es muy sencilla y según los que la han puesto en práctica, muy poderosa:
“Divino Creador, padre, madre, hijo todos como uno… si yo, mi familia, mis parientes y antepasados te hemos ofendido a ti, tu familia, parientes y antepasados en pensamientos, palabras, hechos y acciones desde el inicio de nuestra creación hasta el presente, nosotros pedimos tu perdón, humildemente pedimos tu perdón. Deja que esto limpie, purifique, libere y corte todas las memorias, bloqueos, energías y vibraciones negativas, y transmuta estas energías indeseables en pura luz. Así está hecho.
Lo siento. Perdóname. Te amo. Gracias.
¿Pero entonces, el Ho’oponopono sí es milagroso?
Parceros, hablar de milagros es un tema muy complicado. Pero hay creencias que resuenan con uno y que, sin poder explicar por qué razón, parecen actuar en nuestra vida.
Yo no les puedo decir si lo es o no, pero las personas cercanas que lo han practicado me hablaron tantas maravillas que por esa razón me puse a investigar para ver de qué se trataba el tema.
Lo que sí veo es que es una técnica fundamentada en un principio muy básico y poderoso que es el perdón, el perdón hacia los demás y, en especial, hacia nosotros mismos. Y que nos da el poder de solucionar nuestros problemas sin esperar que venga otro a hacerlo.
Entonces, sea o no milagrosa, y luego de leer mucho sobre el tema, creo que cuenta con validez suficiente y que, al fin y al cabo, cada uno puede encontrar la herramienta que más se ajuste a sus creencias y si esa herramienta, sin hacerle daño a nadie, le da a uno paz, ¡bienvenida sea!
Pónganla en práctica y me cuentan cómo les va. Yo también lo haré.
Un abrazo mis parceritos del alma.
Daniel Tirado / #BeachMoney
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