Así es parceros, la vida hay que salir a buscarla, no va a venir por nosotros a tocarnos a puerta, ni va a esperarnos paciente a que decidamos afrontarla y disfrutarla, vivirla. No, no va a ser así.
Y se los digo porque a veces esperamos que nos sucedan cosas por arte de magia. Que alguien toque a nuestra puerta; o que suene el teléfono con esa gran noticia; que aparezca el amor de la vida al ingresar nuestra cuenta de Instagram.
Tenemos que vivirla con valentía y entusiasmo. Sé que a veces nos faltan fuerzas, ganas y empeño para seguir, pero debemos sacarlas de dónde sea, porque, de lo contrario, llegará el día que a todos nos llega y, ahí sí nos encontrará aunque nos escondamos debamos de las piedras y ya no tendremos tiempo de vivir.
Danny, cómo así que la vida hay que salir a buscarla
Parcerito, a veces nos limitamos a gastar oxígeno, a ocupar un espacio en este hermoso planeta, a alimentarnos para calmar el hambre o, como dicen algunos, a “sobrevivir”. Esperamos tener todo perfecto (¡vaya uno a saber qué es perfección!!) para vivir.
Nos quejamos de todo: del clima, del trabajo, de la pareja, de los hijos, del jefe, de los compañeros, de los políticos, de los ricos, de los pobres, del coronavirus, del calentamiento global, de la izquierda, de la derecha, del creyente, del ateo… de todo.
Parece que nunca nada es suficiente para nosotros. Que por más que el Universo nos esté poniendo bellezas y regalos preciosos y maravillosos, no es suficiente para nosotros. Vivimos en una constante necesidad de más. Nos enamoramos de la queja, del reclamo, del lamento, del pesimismo.
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Creemos que la vida nos debe algo, que está en deuda con nosotros porque no nos dio el puesto laboral que quería; la familia con la que soñaba; el novio de revista; los hijos perfectos. Le hemos puesto a la vida y a todo lo que sucede en ella, unos estándares que tiene que cumplir y si lo que vivimos no se acerca a eso que soñamos, entonces caemos en desgracia.
Nos volvemos especialistas de ver el vaso medio vacío, el punto negro, lo malo y nunca nunca lo bueno. Comparamos nuestra vida con la de los demás sin tener la más mínima idea de cómo sea la vida de los otros. Además, eso no debería importarnos para nada. Cada quien en su fiesta.
La vida hay que salir a buscarla más allá de las redes
Parceritos, ¡despierten! La vida real no es lo que ustedes ven en redes sociales. No señores. Ya es hora de que dejen de creer que esa es la realidad. No quiere decir que sea una mentira y que todos sean actores de sus propias vidas.
Quiero decir que es una verdad, pero a medias. Nadie está obligado a publicar en Instagram sus desgracias, ni a lamentar lo que tanto le atormenta, ni a renegar de su pareja. ¿Se imaginan que así fuera? ¿Qué convirtiéramos las redes en un muro de lamentos???
No, no hace falta que eso suceda, tenemos derecho de publicar la parte de nuestra vida que más nos guste o aquello que queremos compartir y expresar con el mundo. Pero es solo eso, es una partecita no más. Así que deja de compararte y de lamentarte porque tu vida no se parece a la de tu amigo, tu vecino o a ese influencer que salió de la nada y ahora está tapado en plata.
Y les digo todo esto porque hay gente que se vive lamentando. Personas que, de verdad verdad, le encuentran un “pero” a todo, que siempre hacen el papel de víctimas, andan por la vida endosando culpabilidades a todo el mundo: culpa de mi novio porque me dijo que hiciera esto; culpa de mi jefe que no me entiende, culpa de mis compañeras que son envidiosas y chismosas; culpa del sol porque salió más temprano, jejeje…
No sigo más para que contaminarlos a ustedes. Pero sí quiero que reaccionen parceros. De nada les servirá poner en práctica cuanta teoría espiritual, ancestral, religiosa o científica hay para mejorar sus vidas, si en lo más profundo de ustedes no arrancan esa semilla de la victimización y del negativismo.
Parcero, asume la responsabilidad de tu vida
Estoy seguro de que se ganan el premio gordo de la lotería y seguirán encontrando razones para lamentarse y sentirse unos desdichados, incomprendido y no valorados. Así que parceros, ustedes que están leyendo esto, no sean ese tipo de personas por favor.
Y si se dan cuenta de que lo son, que eso ya es un inmenso avance, hagan el propósito de cambiar esa actitud y de empezar a apreciar las riquezas que tienen, lo bueno que han vivido y asuman la responsabilidad de sus vidas.
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La vida hay que salir a buscarla, eso implica asumir la responsabilidad de lo que hacemos con ella. Darnos cuenta de que nadie tiene poder sobre nosotros y que es un engaño y una mentira creer que los otros son los culpables de nuestras desdichas.
Eres tú y solo tú el responsable de tu propia felicidad o, dado el caso, de tu propia tristeza
Si en el pasado te ocurrió algo que marcó tu vida como un divorcio, la pérdida de tus padres o de un ser amado, la bancarrota o la escasez económica que te marcaron para siempre, no dejes que estos sucesos sigan dominando tu vida.
Existen personas que se aferran a esos duros episodios para justificar su mala suerte, una maldición del más allá o la condena eterna a una vida infeliz. Y lo que en realidad pasa es que esa actitud derrotista, negativa y, en algunas ocasiones, manipuladora sí termina afectando sus relaciones.
Sin darse cuenta, son ellos mismos quienes se encargan de alejar la buena energía de sus vidas porque cuando llega no saben reconocerla, no siente la bendición de tenerla, sino que continúan con una verraca actitud que, como dirían los españoles, “me minan la moral”.
Te dejo este videito parcero donde hablo de cómo vencer esos miedos que nos impiden vivir la vida al máximo:
Cómo puedo recuperar el control de mi vida
Parceros, como siempre, lo primero es la aceptación, es reconocer que, en definitiva, debes cambiar la actitud que has mantenido hasta ahora frente a la vida y sus acontecimientos.
Luego, tomar la decisión de recuperarla, lo que implica dejar de culpar a otros de lo malo que te pase, desde sucesos grandes, hasta cosas tan simples como que te deje el bus, que llegues tarde al trabajo, que se te haya quedado el almuerzo.
Sí, parecen bobadas, lo sé, pero cuando alguien se victimiza entrega la responsabilidad de todos los «malos» sucesos de su vida a un tercero, y si ese tercero no existe, le echa la culpa al cielo o a la mala suerte que se “enamoró” de ellas.
Recuperar el control de tu vida implica varios desafíos y la toma absoluta de consciencia de lo que haces a diario, de lo que te sucede y de qué forma estás maximizando los pequeños problemas u obstáculos que a todos se nos presentan, para reafirmar tu actitud de desamparo y tristeza.
Cuando entiendas que la vida hay que salir a buscarla y no esperar que venga a ti, toque a tu puerta y haga desaparecer todo lo que no te gusta de tu existencia, empezarás, ahora sí, a empoderarte, a reconocer la magnificencia que hay en ti.
Reconócete, con lo bueno y lo que no
Parceritos, reconoce lo bueno y lo no tan bueno que hay en ti. Reconoce las veces que has preferido culpar a otro para no asumir tú la responsabilidad. Recuerda que no eres perfecto y nunca lo serás. Que el error y las metidas de pata hacen parte tanto de tu vida, como la de todos los que habitamos este planeta.
Negar tus debilidades y, por el contrario, resaltar la de los otros no te ayuda en nada; pero tampoco te va a ayudar cargarte de culpas y recriminarte por haber tenido una actitud pasiva, en lugar de activa, en tu propia vida.
Así que olvida todo eso y dale la bienvenida a tu nueva actitud, a una actitud valiente, empoderada, optimista y de gratitud frente a lo que eres, a lo que tienes y a aquello que aún no ha llegado a tu vida.
Tomar control de tu vida y tomar la decisión de salir a buscarla implica también reconocer que hay sucesos, experiencias y sentimientos que no puedes, por más que quieres e intentas, superar por ti solo.
Si en definitiva te das cuenta de que tu pasado aún pesan e influye en la forma en que asumes la vida y te relacionas con los demás, es bueno, necesario y responsable pedir ayuda. Eso es tomar el control de lo que te sucede, tomar acción, a eso me refiero con salir a buscar la vida.
Recuerda que hay maneras positivas, sanas y saludables de solucionar y resolver estas situaciones. No te aferres a las culpas y a esas ideas negativas que no te hacen nada bien, ¡deja de pensar!, de darles vueltas a los mismos pensamientos y problemas una y otra vez.
Enfócate en lo positivo que hay en tu vida
En lugar de obsesionarte con lo malo, analiza la situación desde una óptica más madura y profunda, yendo por encima de las ideas que llevan años limitándote y saca del escenario a los demás: a tu pareja, a tus padres, al Estado, a los políticos, al jefe, al clima, a tu médico, al conductor del bus.
No significa que ellos no se hayan equivocado y no tenga responsabilidad sobre algunos de los sucesos que hacen que tu vida no sea tan maravillosa como quisieras, pero es tu responsabilidad poner límites e impedir que ellos tengan control sobre tu bienestar.
Afuera está la vida, adentro las herramientas para vivirla
Deja de esperar que la vida venga a buscarte. La vida está afuera, pero las capacidades y posibilidades de vivirla están dentro de ti. Recuerda que la vida es reflejo de lo que somos, de nuestras creencias, prejuicios y de la forma en que decidimos verla.
Podemos enfocarnos en el miedo y quedarnos encerrados. O podemos vivir desde la alegría, la esperanza, el optimismo y desde la certeza de que no somos víctimas de nadie. Parceros, hay historias de personas que vivieron experiencias horribles, traumáticas, dolorosísimas, y encontraron la fuerza, no solo seguir adelante, sino para ayudarles a otros a afrontar y superar dolores similares.
Yo soy de los que digo que restarle valor a lo que uno siente porque no es tan grave como las tragedias que otros viven no tiene sentido. Es decir parceros, para mí puede causarme un inmenso dolor algo que para otra persona es una hijuepucha pendejada, pero tengo derecho a sentirlo porque lo experimento con base a mis experiencias y a lo que para mí es importante que no tiene que ser lo mismo que para ti.
Pero conocer la historia de personas que lograron superar grandes traumas sirve para darse cuenta de que todo pasa, de que es posible avanzar en la vida; de que se puede seguir y salir fortalecido; de que los sucesos del pasado no nos condenan a vivir una vida de miseria y dolor.
Eres totalmente libre de vivir la vida como quieras, tú tienes el poder de construirla. Pero me parece un desperdicio usar ese poder para crear una realidad donde todo sea negativo, donde nunca nada parezca suficiente, donde lo malo siempre prevalezca sobre todos los regalos que la vida nos da.
Entonces, qué te impide salir a buscar la vida que quieres
¿Son los otros los que no dejan que seas feliz? ¿Tanto poder tiene tu jefe para dañarte la existencia? ¿Te sientes tan incapaz de decidir cómo te quieres sentir frente a lo que te sucede en la vida? ¿Realmente es tan malo lo que te pasa o es que solo te enfocas en lo negativo?
Mis parceros del alma, ¡todo es cuestión de actitud! Sí, sé que suena muy fácil para alguien que vive siempre feliz, pensarán muchos de ustedes, pero, no se han preguntado si tal vez vivo feliz precisamente porque decidí asumir de esa forma mi vida.
Decidí tomar el control de ella, por eso seguí lo que mi corazón me guiaba, rompí con hábitos destructivos, renuncié a lo que no estaba en coherencia con lo que quería que fuera mi vida; dejé de culpar a otros y a responsabilizarlos por lo que tenía o me faltaba con todo lo que eso implicó.
Porque parceros, cuando rompes con patrones negativos de conducta, cuando decides quitarles a otros el poder que tienen sobre ti, obviamente va a haber fricciones, reclamos y situaciones retadoras.
Pero eso no es nada comparado con la libertad, la plenitud y la fuerzas que sentirás en tu interior, la misma que te va a mover desde lo más profundo de tu ser para llevarte a salir a buscar la vida que realmente quieres vivir.
Tú tienes el poder de tu vida, ese poder implica tener la posibilidad de decidir a quién le entregas el control de ella, si a tu novio, a tus padres, a tu trabajo, a tu pasado, o si decides asumirlo tú.
Pilas pues hermanos, la vida hay que salir a buscarla. Los quiero ome.
Daniel Tirado / #BeachMoney
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