Parceritos hace muuucho tiempo tengo ganas de escribir sobre este tema, sobre la importancia de establecer límites en la vida. La verdad no sé por qué me he demorado tanto. Aunque creo que al final en todos mis artículos, de una u otra forma, termino hablando del tema.
Este me parece un tema muy importante y del que poco se habla. Por lo general, nos enseñan a ser respetuosos y educados, y eso parece que significa ser complacientes y decirle sí a todo para no ofender o hacer sentir mal a los demás.
En pocas palabras, hacer nuestra voluntad, en el buen sentido de la palabra, está mal. Debemos poner los deseos de las demás personas por encima de los nuestros.
Los que me conocen y me leen desde hace tiempo saben que no me refiero a ser egoístas, ególatras o a no ser solidarios con los demás. Me refiero a ser generosos, ayudar a los otros, hacer este mundo un lugar mejor para todos, pero sin poner en riesgo mi bienestar físico, mental y emocional.
¿Por qué es importante establecer límites en la vida?
Parceritos, establecer límites es parte del amor propio, del autocuidado, y del autoconocimiento. Cuando nos conocemos sabemos qué nos gusta y qué no; en qué situaciones y momentos nos sentimos cómodos y en cuáles no; qué queremos; hasta dónde puedo dejar entrar a las personas en mi vida y cuándo es sano poner alguna barrera.
Y es que cuántas veces decimos sí a cosas que no queremos. Terminamos yendo a lugares o eventos en los que no nos sentimos cómodos. Aceptamos invitaciones por pura y física pena. Decimos que sí a todos los favores que nos piden. Nos dejamos en un segundo plano para complacer a los demás.
Sin embargo, lo anterior es lo de menos. El tema de no establecer límites puede ir a asuntos más profundos que ponen en riesgo nuestra salud física, mental y emocional. Las llamadas relaciones tóxicas evolucionan cuando alguno de los dos, o los dos, no sabe poner límites y deja que el otro invada su territorio y se sobrepase.
Establecer límites en la vida nos ayuda a definirnos como personas, estructura nuestra personalidad, nos brinda seguridad. Además, les permite a los otros entender nuestras reglas de juego y saber hasta dónde pueden llegar, cómo eres y en qué lugares comunes se pueden encontrar.
Para hacerlo necesitamos identificar nuestras necesidades y eso solo se logra cuando nos conocemos, es decir, cuando mantenemos un estado de conexión con nosotros mismos, con nuestro interior.
Parceritos, conectar con nuestro interior es ser consciente de lo que hacemos, decimos, pensamos. Ser capaces de expresar lo que somos como un todo. Implica, además, actuar teniendo en cuenta las consecuencias de nuestros actos y la capacidad de afrontarlas con valentía y responsabilidad.
Establecer límites en la vida es un acto de amor propio
Cuando uno aprende a establecer límites está abonando puntos al amor propio, a la autoestima. Tal vez no lo notes al principio, pero con el tiempo tú mismo y quienes están cerca de ti se darán cuenta de que algo ha cambiado en tu forma de ser, en tu energía.
El cambio será evidente porque, ¡por fin!, serás capaz de actuar en coherencia con lo que es sano para ti sin temor a la reacción de los demás. Es posible que en un principio te duela cuando alguien se sienta “decepcionado” de ti y que te diga “cómo has cambiado” (lo que al final será un piropo); tal vez hasta te hagan sentir egoísta.
Pero tú, aunque tal vez sientas algo de tristeza y hasta de duda de haber actuado como lo hiciste, tendrás el valor de mantenerte firme porque has sabido escucharte, escuchar tu alma y tu cuerpo y tener la certeza de que, aunque cueste, primero está tu bienestar.
Lo más bonito mis parceros y parceritas es que establecer tus límites va a culminar en un aumento considerable de tu autoestima. Y eso se verá reflejado en todo lo que hagas en tu vida, no solo en los momentos en que te ponen a prueba tus amigos, tu familia, tu jefe…
Notarás que, de una forma natural, sin alardes ni prepotencias empezarás a hablar de ti de una forma distinta. Sentirás que te conoces a ti mismo y que ya sabes qué debes hacer para hacerte respetar.
Y es que muchachos, es normal que aunque nos respetemos y estemos a gusto con lo que somos, no siempre nos sintamos empoderados o la última Coca-Cola del desierto. No parceros. A veces habrá duda, algo de pena y hasta un poquitico de culpa, pero, a pesar de eso, actuaremos en pro de nuestro bienestar y autocuidado.
Establecer límites en tu vida puede costarte algunos “amigos”
A quién de ustedes no les ha pasado que en las pocas ocasiones en la que se atreven a dar un no como respuesta luego se sienten mal. El sentimiento de culpa les gana y terminan siendo aún más complacientes para calmar su consciencia y compensar al pobre amigo, compañero de trabajo, jefe o familiar «ofendido».
Sucede parceros que nadie nos ha enseñado cuál es equilibrio, cómo hacer un balance entre lo que los demás esperan de mí y lo que yo debo entregar sin sobrepasar los límites propios y ajenos.
Parceros, es muy importante cuidar nuestro espacio. Ese refugio que todos tenemos y al que solo podemos entrar nosotros. Esto hace referencia tanto al espacio físico como al energético. Recuerden lo importante y necesario que es cuidar nuestra vibra y mantenernos distantes de esos seres que lo único que hacen es drenarnos y contagiarnos con su mala onda.
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Muchos se ofenderán y te reprocharán el cambio de actitud. No son escasas en este mundo las personas manipuladoras que saben muy bien cómo hacerlo sentir a uno culpable y que endosan su bienestar en lo que los demás hagan o dejen de hacer por ellas.
Así que parceros, no esperes que el mundo celebre tu transformación porque muy seguramente no va a ser así. Pero como esa transformación es fruto de profundo un cambio interior, tendrás las herramientas y la fortaleza para no dejarme derrumbar por esos comentarios y entenderás, con el tiempo, que las personas que se alejen de tu vida son aquellas que ya no pueden pertenecer a ella porque no te alimentan.
Si quieres poder dar un no como respuesta, deja que los demás lo hagan también
Uno quisiera estar siempre en buena onda con todos, pero cuando los amigos, la familia o la pareja se ofenden porque te niegas a hacer algo en contra de tu voluntad, tu deseo o tu felicidad, definitivamente hay que agradecer si se alejan de ti.
Dolerá, pero ya habrás crecido lo suficiente en amor propio como para saber dejarlos ir y afrontar tu partida con la certeza de que no hiciste nada más que ponerte a ti, con amor, en primer lugar.
Y hacerlo implica que tengas también la capacidad de que el otro establezca límites en su vida, límites que nosotros debemos respetar. No obliguemos a nadie a hacer lo que no quieren y démosles el espacio para que nos den un no como respuesta.
A veces tenemos todas las buenas intenciones invitando a alguien a un parche, a una comida, a nuestra casa e insistimos tanto, pero tanto, que dejamos a la otra persona sin la posibilidad de ser sinceros y decir, “te lo agradezco, pero no”.
Así que la próxima vez que quieras hacerle una invitación a alguien, darle un consejo, subirle el ánimo, qué se yo, no seas intenso. Dile una vez, insístele una segunda por si la persona es muy tímida para aceptar en la primera, pero si te dice de nuevo que no ¡ya párale! No insistas más. Entiende las señales. No pretendas cambiar la opinión de alguien a punta de martillarle con el mismo temita una y otra vez.
Y también ustedes, si quieren algo, si realmente desean algo y dicen “no gracias” o “no tranquilo” la primera vez y les vuelven a insistir, pues digan que ¡sí!!! Dejen la pena al lado. Ábranse a recibir lo que la vida y las personas les quieren dar, eso es amor propio.
No somos perfectos ni todopoderosos
Nos han criado para buscar la perfección y para ser perfectos. Aaayyyy parceros, qué daño nos hacen con eso. Pilas pues con los que son papás para que no repitan estos patrones de enseñanza tan absurdos y esclavizantes ome.
Y es que parceros, con esa idea de que tenemos de cumplir las expectativas de todos nos sacrificamos a nosotros y perdemos la capacidad de establecer límites, de decir no: no quiero, no puedo, no soy capaz, no tengo ganas, no sé la respuesta.
¡¡¡No tenemos que ser infalibles!!! Libérate de una vez por todas de esa pesada carga que llevas encima. No tienes que ser el empleado estrella, el empresario del año, el padre o madre de familia ejemplar, la esposa impecable… Uuuufffff, qué cansancio ome.
Deja de exprimirte. Para ser “exitoso” en la vida no tienes que reprimir tus emociones o ignorar tu cansancio. Además parceros, cuál es esa verraca obsesión por el éxito. ¿Nos volvemos los seres perfectos y que todos envidian a costa de qué? De nuestra vida, de nuestra salud, de nuestra familia, de nuestra felicidad.
Para mí el éxito es libertad, y libertad no significa que nadie controle mis horarios y que pueda agarrar mi maleta e irme por el mundo sin problema. No, puedo quedarme toda la vida en mi casa sin viajar, pero seré libre de las expectativas de los demás, de las expectativas del sistema, de lo que el mundo espera y quiere hacer de mí. Para mí el verdadero éxito es lograr ser lo que soy en lo más profundo de mi ser y vivir en coherencia con eso.
Parceros, ¡tómense un tiempo libre para ustedes sin culpa ni remordimientos!
El teletrabajo ha desdibujado los límites aún más
Pero claro, mi idea de éxito no tiene que ser la de ustedes, sin embargo, los invito a que dejen de creer que darse sin medida y cumplirle a todo el mundo a la perfección es lo que has venido a hacer a este planeta.
Parceritos, es supremamente necesario marcar límites. No importan los miedos y las relaciones que eso cueste porque, como reza un dicho muy popular en mi país, “mejor ponerse rojo una vez, que colorado toda la vida”.
¿Y es que saben qué me preocupa con un poco? Yo soy el primer defensor del teletrabajo, yo mismo soy un nómada digital desde hace muchísimos años, pero creo que las empresas, al menos en Colombia, no han sabido manejar este cambio de paradigma laboral.
Es entendible, claro está, muchos pensaban que eso de la transformación digital era algo así como del futuro (quién sabe qué entendían por futuro) y de robots; cosas que solo pasaban en Google o en Silicon Valley, por eso la llegada del coronavirus los cogió con los pantalones abajo, jejeje.
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Y como sus empleados tienen el computador en sus casas a los jefes les parece muy fácil que lo prendan en cualquier momento. “Claro, si tienen el portátil qué les cuesta ayudarme a resolver este chicharroncito hoy domingo a las 9 de la mañana”.
Son muchos los parceros que están a punto del colapso nervioso porque su día laboral pasó de ser de 8 de la mañana a 6 de la tarde, a 8 de la mañana a 8, 9 o 10 de la noche. Se desdibujaron las barreras y los límites.
¡No pasar, propiedad privada!
Así como es delito invadir los límites de la propiedad privada, así, y aún más grave, es invadir los límites físicos y emocionales propios y de las demás personas. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto entenderlo?
¿Pero saben qué sucede parceros? Que nos han hablado muy poco de poner límites. Si yo soy una persona que sé establecer límites en mi vida entenderé que el otro también los ha puesto y que debo respetarlo.
Sin embargo, en este mundo donde se privilegia el trabajo y la producción por encima del bienestar de los seres humanos, poner límites a la vida laboral es mal visto y se juzga como falta de compromiso, mediocridad o pereza.
Y si los establezco en el plano personal y en las relaciones sociales pueden juzgarme de egoísta, desconsiderado, mal amigo, inconsciente, aguafiestas, aburrido, mojigato, solapado… Aaaayyy, parceritas y parceritos, pilas con eso, tienen el derecho y la obligación de poner límites a su cuerpo. Si algo no se siente bien, si no te sientes cómodo, no tienen por qué hacerlo.
Deberían enseñarnos a todos, para que nadie se sorprenda luego, que estamos en derecho de pedir lo que necesitamos; en el deber de establecer límites en nuestra vida y en la obligación de respetar los límites ajenos.
No debería darnos miedo, ni pena y mucho menos remordimiento decir “hasta aquí voy yo y hasta aquí llegas tú”. Dejemos de confundir respeto y amabilidad con disponibilidad y complacencia al 100 %.
Debemos perderle miedo al conflicto, al qué dirán, a no encajar y a no ser perfectos porque todo eso nos hace esclavos e impide que podamos ser como somos y vivir una vida sana y alineada con nuestra esencia.
Danny, cómo establece uno los límites
Muchachos, lo primero es hacer un acto consciente y reflexivo para saber qué te gusta y qué no. Antes de responder a una pregunta, aceptar una invitación o ceder ante algo pregúntate qué quieres hacer. Haz el ejercicio de borrar de tu mente el qué dirán y lo que la otra persona espera de ti.
Conéctate con tu corazón y con tu cuerpo y proyecta cómo te sentirías si hicieras eso que te piden. ¿Te sientes bien, cómodo, tranquilo, es coherente con tus valores, con lo que quieres para tu vida, con tu bienestar?; o por el contrario te da pereza, incomodidad, ansiedad, tristeza. Ármate de valor y responde en coherencia con lo que de verdad sientes.
Parceritos: tiene derecho de ponerse a ustedes en primer lugar. Tienen derecho de disfrutar de su tiempo libre; de apagar el computador a las 6 p.m. y dedicarse a rascarse la barriga y mirar al techo si eso es lo que quieren hacer; pueden tener pereza de ir a algún lugar así no tengan nada más que hacer; pueden decirle no a su pareja así la amen.
Y recuerden, esto es por lado y lado. Si ustedes quieren poder establecer límites en la vida y tener la libertad de decir no o decir hasta que llego, no doy más o simplemente no quiero más, deben permitirles a los otros hacer lo mismo. En nuestras manos está la posibilidad de hacer de este mundo un lugar cómodo para todos, no solo para nosotros.
Mis parceritos del alma. Un abrazo bien grande para todos.
Daniel Tirado / #BeachMoney
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