Empecemos con algunos ejemplos de autosabotaje: Vas por una autopista, rumbo a tu trabajo, y de repente hay un trancón terrible porque hubo un choque de dos carros, nada grave. Son las 8:30 am y tienes una cita súper importante a la 9am, así que no te puedes quedar a esperar a que el trancón se disuelva, necesitas buscar una salida para poder llegar a tiempo a tu cita.
Pero entonces empiezas a preocuparte y a pensar en todas las posibles tragedias que podrían desatarse si tú no llegas a esa cita. Vas a perder un gran negocio, vas a perder un súper buen cliente, tu jefe se va a poner furioso contigo, vas a perder la posibilidad del asenso que te habían ofrecido, no te vas a ganar esas comisiones que esperabas, en fin, casi que el hambre mundial y el calentamiento global aumentarán si tú no cumples tu cita.
Y empieza tu mente a crear nuevas formas de autosabotaje.
En la primera parte puedes ver las típicas y comunes dificultades que el universo permite en nuestro camino diario, son cosas que se presentan y, nuestra misión, si decidimos aceptarla, es encontrarles solución en la medida de nuestras posibilidades.
Y sí, hay veces donde solucionar estas situaciones será muy sencillo, como buscar una vía alterna o llamar a reprogramar una cita…
Mientras que en otras oportunidades, las soluciones serán un poco más complejas, porque tal vez requerirán mayores recursos, o intervención de alguien más, o tiempo. Algunas otras, solucionarlas no te será posible, porque así hagas todo lo que está a tu alcance, las cosas se saldrán de tus manos y no habrá más que puedas hacer.
Pero igual no importa, hace parte de la vida saber que hay cosas que podrás solucionar y hay cosas que no, y está bien, porque por un lado aprenderás a moverte para evolucionar las dificultades, pero por otro, necesitarás sabiduría para entender y aceptar que en algunas oportunidades las cosas no saldrán como esperas y tendrás que seguir adelante y replantear lo que haga falta.
Sin embargo, si te fijas en la segunda parte del problema, verás que hay muchos problemas que tú creas sin que sean reales, porque simplemente están en tu mente.
Cuando empiezas a pensar en todas las posibilidades que se pueden desencadenar a partir de una situación, y te preocupas por ellas, aun cuando no se han presentado, ahí es donde tus dificultades se hacen imposibles de superar. Y no es porque necesariamente no tengan solución, sino porque ni siquiera son hechos, siguen siendo posibilidades que sólo viven en tu cabeza.
El autosabotaje del que te hablo…
Así que es muy importante que empieces a ver la gran diferencia entre las dificultades que se presentan en la vida real y las que aparecen en tu mente, porque no son lo mismo, y por lo tanto, no se manejan igual.
Y no se trata de que no planifiques los posibles obstáculos que se pueden presentar en ciertas ocasiones, o que no evalúes los riesgos que se pueden desprender de las mismas, se trata de que entiendas claramente cuándo un problema es real y cuando no lo es, para poder trabajar en una solución efectiva, y no quedarte dando vueltas en posibilidades que a lo mejor nunca se hagan realidad.
De hecho, si te pones a pensar, una de las principales diferencias entre las personas que logran las metas que se proponen y las que no logran mayor cosa, es que las primeras se enfocan en las soluciones, mientras que las segundas se quedan preocupándose por los problemas, bloqueándose, y quedando impedidos para solucionarlos.
Y es que, si lo evalúas de manera objetiva…
¿Cómo podemos encontrar solución a cada posible problema que se podría presentar, cuando ni siquiera se ha manifestado?
Eso se convierte en una tarea casi que imposible de lograr, pues por un lado hay millones de posibles desenlaces, y por el otro, realmente no puedes aplicar soluciones a cosas que aún no han sucedido en tu vida.
Como te dije al principio, las dificultades (o problemas, o retos, o como quieras llamarlos) son algo que hace parte de nuestra vida, y son instrumentos de aprendizaje para nosotros, si así decidimos verlos y vivirlos. Pero siempre hay cosas que podemos hacer para enfrentarlos y evolucionarlos de manera más fluida, para que crezcamos en el proceso.
Consejos para evitar el autosabotaje.
Estas son algunas cosas que puedes hacer cuando te encuentres frente a un problema y tu mente empiece a crear sus formas de autosabotaje. Seguro que así podrás buscar la mejor solución posible, o, en el caso que no haya solución, aceptarlo y seguir con tu vida:
Identifica si la dificultad que enfrentas es real (o sea, si ya se ha manifestado) o si está solamente en tu mente.
Este diría yo que es el primer y más importante paso para evitar el autosabotaje. Evalúa de la manera más objetiva posible, si te estás enfocando en algo que ya sucedió, y por ende algo puedes hacer, o en una preocupación por algo que podría suceder y aún no ha sucedido, o sea, que sólo está en tu mente.
Te sorprenderás al ver que la mayoría de veces, las dificultades son más mentales que reales, pero sí te quitan un montón de tiempo y energía, aunque no las puedas solucionar. De hecho, haz el ejercicio de ver cuánto tiempo de tu día gastas en preocupaciones que no te llevan a ningún lado y si drenan tu energía y tu capacidad de moverte (tus papas te jodieron).
Si la dificultad es real, enfócate en las posibles soluciones.
Como te decía, si lo que quieres es evolucionar y lograr tus metas, enfócate siempre en solucionar lo que se presenta y no te quedes demasiado tiempo pensando en el problema en sí y dandole a tu mente mas espacio para su autosabotaje.
Conviértete en una persona que constantemente está aportando soluciones, y no en ese típico personaje que siempre está hablando, pensando y enfocando toda su atención en los problemas. O que, ¿me vas a decir que no conoces a alguien que siempre está hablando de problemas pero nunca de soluciones? Los hay en todas partes, y que verracos, pareciera que se multiplicaran! 🙂
Es más, alguna vez escuché un ejemplo súper claro: Supongamos que tienes un vaso lleno hasta la mitad con agua. Imagínate que lo sostienes en alto, sin ningún apoyo. Seguramente al principio no será problema, pero si lo sostienes ahí por más de una hora, empezarás a temblar y a sentir dolor, y si pasa un día, seguro que el brazo se entumecerá y ya no podrás ni moverlo, porque el dolor será terrible.
Así te sucederá con los problemas, si piensas en ellos un rato, no será grave. Si piensas en ellos durante una hora, empezarán a doler, pero si piensas en ellos todo el día, el dolor será tan fuerte que te bloquearás y no podrás hacer nada al respecto.
Si la dificultad es mental, tú tienes la capacidad de darle poder o quitárselo.
Recuerda que un problema que sólo está en tu mente no puede ser solucionado, porque hey parcero, o parcera, aún no ha sucedidooo… Así de simple!
Lo importante es que entiendas y creas que eres tú quien puede darle poder o quitarle poder a esa dificultad, porque eres tú quien la ha creado por medio de ese autosabotaje. Así que, cuando evidencies que tus preocupaciones sólo están basadas en ideas de tu imaginario, pues quítales tu atención, bájales el perfil, enfócate en otra cosa… Haz lo necesario para que esa idea se debilite, en vez de fortalecerse.
Tu mente puede ser tu mejor aliada, pero para que esto pase es necesario que tú le digas a ella qué hacer y no ella a ti. Si te pasas la vida haciendo caso a cada cosa que la mente te diga, vivirás una vida de estrés, angustia e incertidumbre, porque la mente puede ser como un niño malcriado si no le pones límites.
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Pon en perspectiva las posibles consecuencias de las dificultades.
Una de las cosas más agotadoras de los problemas es cuando nos ponemos a pensar en todo lo que podría pasar como consecuencia. Como veíamos en el primer ejemplo, somos expertos en dramatizar y exagerar lo que “podría pasar”.
Algo que nos puede ayudar mucho es ponernos en perspectiva y mirar las cosas desde un ángulo mucho más objetivo. Por lo general creemos que esas consecuencias pueden ser terribles para nosotros, que son el fin del mundo, pero al mirarlas desde otro punto de vista más realista, nos damos cuenta que no era tan grave como pensábamos.
Utilizar el ejercicio de “Y ¿qué es lo peor que puede pasar?” nos puede servir mucho en este punto. Se trata de preguntarnos qué es lo peor que puede pasar, una y otra vez, hasta las últimas consecuencias, para ver realmente hasta donde nos puede llevar una situación y hasta dónde estamos dispuestos a llegar por ella.
Acepta esas consecuencias cuando no esté en tus manos cambiarlas.
Como ya sabemos, hay algunas situaciones que escaparán a nuestras manos y no podremos hacer mucho para cambiarlas. Cuando esto pase, es muy importante aceptar y permitir que las cosas sucedan.
No se trata de acostarnos en la cama y esperar a que el universo nos traiga las cosas en bandeja, ni de empecinarnos en cambiar algo que no podemos, se trata de dar lo mejor de nosotros para solucionar una dificultad, pero si no tenemos los resultados esperados, aceptar que las cosas suceden siempre por una buena razón, aunque no la podamos comprender aún.
Es por ejemplo cuando no aceptamos que una relación terminó, o que una persona que amábamos murió, o que un negocio que trabajamos mucho no salió, etc. Siempre que tengamos la tranquilidad de haber dado todo de nosotros, sabremos que el universo nos dará lo que necesitamos en el momento justo, aunque no sea lo que queríamos o esperábamos.
Por último quiero decirte, que no hay dificultad, o problema, o reto, que no traiga consigo una valiosa lección. Si somos capaces de entender que cada situación dolorosa, molesta o incómoda, es un maestro que viene a mostrarnos algo que necesitamos revisar, pues encontraremos un poder inmenso en la adversidad, y esta se convertirá en nuestro aliado, ya no en nuestro enemigo.
Pero eso sí, una cosa son las dificultades que nos trae el camino, y otra cosa muy diferente es que empecemos con el autosabotaje mental, inventándonos problemas que no existen para hacernos la vida a cuadritos.
Es que los seres humanos tenemos una habilidad impresionante para buscarnos problemas donde no los hay, pero por favor parceros, no lo sigamos haciendo, y mas bien les propongo que utilicemos toda esa creatividad y energía en cosas que sí nos aporten.
Así que no permitamos que nuestra mente nos ande saboteando el proceso, cuando la verdad, podría ser nuestra mejor socia. 🙂
Daniel Tirado / #BeachMoney
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